Las lluvias en Mae Sot no cesan y el río se desborda. La ciudad está despejada, pero los poblados de refugiados e ilegales más cercanos a los dos lados de la frontera están completamente inundados y no tienen ni agua ni comida. Los niños se resguardan en los tejados y ya han muerto 5 personas por accidentes con las barcas que tratan de ayudar y rescatar a los birmanos. El gobierno de ambos países no cubre y presta poca ayuda, así que son los propios birmanos de Mae Sot los que llevan alimento, carbón para encender fuego y agua potable.
Estábamos en casa y recibimos un chat del director del STTC: Vamos a ayudarles ¿Os unís?. La respuesta inmediata fue «yes, of course». Media hora después nos pasaron a buscar con una camioneta varios profesores del centro y unos cuantos alumnos. Llevaban cajas llenas de comida, bolsas con arroz cocinado dentro y litros de agua. Poco antes de llegar a la frontera lo descargamos y nos subimos a una barca, parecía Venecia. La idea era llevar la comida a los últimos poblados de Mae Sot y cruzar el río hasta Birmania para repartir al resto. Nos subimos a la barca y se estropea la hélice. Hay que volver. Deshacemos el camino «andado» empujando la barca con el agua literalmente hasta el cuello. Allí la policía tailandesa nos ayuda a repararla. Volvemos, pero la barca se hunde, demasiado peso, así que varios estudiantes y nosotros nos quedamos «en tierra».
Después de varias horas esperando llegaron. No han podido cruzar al otro lado del río porque la corriente era demasiado fuerte. Impresiona que entre las tiritonas no falta una sonrisa, son increíbles. Mañana, volveremos a intentarlo.
