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Tocaba hacer una evaluación. Necesitábamos saber quiénes se habían enterado y de qué. Pero no queríamos hacer un examen, así que senos ocurrió convertirlo en una Gimkhana. Organizamos 7 sets, cada uno con un objetivo de técnica, composición, iluminación o mensaje, repartidos por todo el STTC. Les dimos una hoja con los requerimientos. Debían buscar cada prueba, resolverla bien y pasar a la siguiente.
Conseguimos que las hicieran prácticamente todas y todos los grupos. Hubo compenetración entre los compañeros y competitividad por hacerlas todas. Peeeeeero… se distraen con la primera mosca que pasa. Tienen problemas con el foco, se les olvida medir la luz en algún momento y no cuidan los detalles del fondo de las fotos. Aún así, la valoración es muy positiva. Se les da genial la composición de objetos y , poco a poco, van asumiendo los valores de v/f .
Después de evaluarles el ranking queda así:
– El grupo 7, Joseph y Lao, encabezan la competición.
– Les sigue de cerca El grupo 1, formado por las hermanas Moe y Khaine San Oo «las empollonas competitivas» Dicho sea con más que cariño.
– Nuestro «kinky» del grupo 3, Aung Thu Hein pareja de Sain Moon «el enamorado» (aunque está en Birmania por la enfermedad de su abuelo) llega pisando fuerte ayudado por Sai Lyan Kyan, uno de los últimos en llegar.
– En la cuarta posición, el grupo 4, liderado por La Ler Too, «el gentelman» de la clase, con su pareja Eh Moo, que es algo «lentico» pero tiene ojo, alma y un corazón que no le cabe en el pecho.
– Quinto y último grupo, las chicas Kyi Thar Aung y Phoo Pwin Han, no entienden mucho inglés, se dispersan y Kyi Thar está siempre bastante tristona. Aunque de vez en cuando nos sorprenden.
Hoy les «daremos las notas». No saben que es una evaluación, pero si han de entender que el primer ciclo del curso concluye y será diferente que el segundo. A partir de ahora explicaremos para qué sirve todo esto que hemos aprendido y tendrán que afrontar diferentes ejercicios, más amplios que hasta ahora, y reales en algunos casos con un objetivo concreto.

Empezamos con una clase de teoría para explicarles un poco de composición. Sin duda la técnica es muy importante pero hay cosas que requieren de intuición y que sólo se pueden adquirir con tiempo, curiosidad y mucha observación.
No somos muy amigos de las reglas compositivas pero el carácter birmano es muy pragmático y reticulado así que necesitan de una base firme para poder caminar.
Para explicarles el balance entre elementos y su peso, les pusimos el ejemplo de un juego de composición cotidiana que todo hacemos de forma automática: poner la mesa. La mesa clásica juega con la simetría, plato en medio cuchillo y tenedor a cada lado y vaso en medio y al frente. pero si tenemos que introducir otros elementos como más vasos o la fruta, la mesa se complica y siempre tratamos de balancearla de forma natural.
Así que como ejercicio de clase les propusimos expresar orden y caos dentro del formato de una mesa con distintos elementos que fueron cogiendo. Hubo de todo. Algunos se dispersan otros se concentran… les es difícil combinar la técnica con la idea y el encuadre.
Para casa, han de buscar el orden y el caos en su entorno, pero sin manipular los objetos. Un ejercicio de observación en toda regla.
Nota: hace tiempo que nos dimos cuenta de que no tienen cultura visual y eso es un gran problema. No ven casi películas, no tienen libros con imágenes ni revistas, así que podríamos decir que partimos prácticamente de cero. No es nada fácil encontrar libros aquí, pero necesitan ver más fotografías.

Ayer, 22 de Julio, era día de fiesta mayor para los budistas y aunque no todos nuestros alumnos los son, hubo celebración. El STTC no tuvo clases, excepto la nuestra, la directora lo decidió así y nosotros encantados.
Al entrar vimos que Chit Ko (el profesor que nos ayuda con las traducciones y aclaraciones) no estaba. Nos dimos cuenta al momento de la gran suerte que tenemos al poder contar habitualmente con él. Los estudiantes siguen comportándose ejemplarmente, pero nos cuesta mucho más llegar a los chicos que no controlan tanto con el ingles.
Dedicamos las dos primeras horas para el visionado de sus ejercicios. Cada día hacen más fotos por lo que esta parte de la clase cada vez se alarga más. Creemos que la mejor manera de aprender es ver sus propios ejercicios y que entre ellos se los valoren.
Los homework consistían en hacer fotos con los charcos como elemento conductor, es un ejercicio planteado para aprender a controlar la obturación, el diafragma y el encuadre. También les pedimos que hicieran fotos de su entorno cotidiano.
Por su propia iniciativa habían realizado muchas fotos de las celebraciones del viernes 19 de Julio, día en que fue asesinado Aung San (padre de la premio nobel de la paz Aung San Suu Kyi y al que consideran el fundador de Birmania). Muchas de las fotos realizadas ese día estaban tremendamente movidas.

La última parte de la clase la dedicamos a explicarles la ISO, se les abrieron los ojos de par en par. Ya consiguen controlar diafragma y velocidad, pero hace ya unos días que se encontraban con muchos problemas para realizar fotos en el interior del centro o por la noche en el exterior. Mostrarles la ISO fue abrirles un nuevo mundo de posibilidades y darles una nueva herramienta para corregir errores que no sabían como solucionar. Sin tiempo para más, les pedimos varios deberes para que los realizaran para la siguiente clase.

Empezamos la clase viendo sus deberes de profundidad de campo. No realizaron los ejercicios exactamente como les pedimos pero nos sorprendimos gratamente al ver que la exposición y la composición había mejorado muchísimo.
Los estudiantes ya empiezan a pilotar las cámaras réflex. Después de semanas haciendo hincapié en el obturador, el diafragma y el fotómetro, ya pueden disparar fotos poniendo los valores correctamente, a excepción de algunos chicos. Al darnos cuenta de quienes son los que flojean más, decidimos que lo más adecuado era que los estudiantes más avanzados enseñaran a sus compañeros las dudas que tuvieran. Al ver que lo entendían rápidamente sacamos la conclusión que es más un problema idiomático o de haber llegado más tarde al curso que de entendimiento de la fotografía. Tomamos nota.
La segunda parte de la clase la dedicamos a sortear las ocho cámaras réflex que nos llegaron de España. Preferimos hacerlo así porque algunas son diferentes y no queremos crear envidias entre ellos. Son unos chicos que conviven todo el día en el mismo dormitorio, aula y comedor. Se ayudan mucho entre ellos y comparten todo. Nos encanta esa actitud y sabemos que potenciando ese aspecto podemos conseguir mejores resultados. Aprendemos tremendamente de ellos en ese aspecto, creemos que es la lección que ellos nos están enseñando.
Una vez que les mostramos las diferentes características de sus nuevas cámaras, tocaba el salir al exterior a estrenarlas. Les pedimos que hicieran fotos saltando los charcos y que su reflejo se viera en el agua. La intención era que utilizaran velocidades rápidas y que a la vez tuvieran en cuenta el encuadre. Como no quedaba excesivo tiempo de clase y les vimos que les gustaba, se lo pusimos para deberes. Este viernes no hay clase porque es el día de la madre, así que a ver que nos traen el lunes.

Antes de empezar la clase, estuvimos charlando con los alumnos sobre qué les habían parecido los deberes. Difíciles- Nos dijeron-. Les pedimos una fotografía con velocidad alta, otra con baja y otras dos con mucha y poca profundidad de campo. Entienden cada una de las definiciones, los usos y los parámetros, pero les cuesta combinarlos todos a la vez que se fijan en el foco, el encuadre…Vamos, que se han dado cuenta que esto de hacer fotos no es tan sencillo como parece. Esto es bueno. Están muy interesadas en aprender a hacerlo para poder mejorar y captar mejores fotos.
Les explicamos de nuevo para qué sirve el fotómetro (que era lo que peor llevaban) y como combinar lo parámetros. Ejercicios un poco más «facilillos», pero con la misma complejidad técnica.
Retrasaremos una actividad que teníamos pensada este fin de semana, queremos que estén más seguros con la técnica para poder abordar situaciones reales. El ritmo lo marcan ellos así que, pasito a pasito y sin dejarnos nada por el camino.

La clase del viernes nos dejó boquiabiertos. Comenzamos viendo sus deberes. Desde la primera imagen comprendimos que los alumnos están totalmente involucrados y motivados. Les habíamos pedido que repitieran los deberes de la semana pasada. El grupo de las chicas no había podido hacerlos y nos pidieron tiempo, querían superar las imágenes que vieron de los chicos. Están picadas y eso crea un dinamismo muy productivo para las clases.
Tenían que contar una historia en una sola fotografía. Utilizamos la técnica de velocidad lenta y varios disparos de flash. Tenían que tener en cuenta los factores de luz, encuadre, historia y enfoque. Lo bordaron. Son tan espectaculares que esta vez se colaron trece chicos y la directora para poder verlos.
Justo en el momento que teníamos la clase a rebosar con nuestros catorce alumnos y las otras catorce personas infiltradas, un nauseabundo olor se coló por toda la clase. Era la cisterna que periódicamente viene a vaciar la fosa séptica del exterior. Fue media hora de pañuelos en la nariz.
Por otro lado, varios de los alumnos se animaron a probar por su cuenta y riesgo el último ejercicio que habíamos realizado en la anterior clase, consistía en congelar con flash un objeto cuando se introducía en un vaso repleto de agua. El primer día nosotros lo hicimos con una pequeña fruta, ellos eligieron un «super tomate» para que la salpicadura fuera mucho mayor.
Al finalizar del visionado empezamos con la clase teórica. Explicamos la profundidad de campo. Acompañamos la clase con algunos ejemplos y se lo mostramos con un ejercicio «in situ» y les pedimos que repitieran el ejercicio en el exterior. En ese momento, nos dimos cuenta de que no saben utilizar correctamente el fotómetro. Tienen aprendidos los conceptos básicos de velocidad y diafragma, pero no saben combinarlos. El lunes incidiremos en ellos.
No dejéis de mirar las fotos en flickr ¡Merecen la pena!

Cada día intentamos emocionar y divertir a los chicos a la par que enseñarles las diferentes variables que hay que tener en cuenta para hacer una foto.
Ayer fue una de esas clases que te hacen sentir que lo estamos consiguiendo. Captamos su atención y disfrutaron.
Empezamos revisando sus homework. Propusimos contar una historia en un solo disparo en la que debía aparecer la misma persona varias veces. Para ello utilizaron larga exposición y congelaron con flash. Los pasos a seguir eran: Pensar una historia, decidir y controlar el encuadre, enfocar, chequear la iluminación y disparar. Son muchas cosas… Pero ¡todos lo intentaron y unos cuántos lo consiguieron!. Se nos caía la lagrimilla al ver las fotos. La técnica no es ni mucho menos perfecta, pero la intención y las preguntas que hacen sobre sus propios errores son la mejor señal de que lo han comprendido y quieren mejorarlo.
La segunda parte de la clase consistía en fijar los conceptos de obturación. Mostramos diferentes fotos de velocidad rápida y lenta, ellos tenían que decir que tiempo de exposición creían que tenía que tener cada foto. Les costó un poco, pero a partir del cuarto ejemplo lo empezaron a acertar.
Como ejercicio les pedimos que hicieran fotos al agua, elemento que sobra en la rainy season. La lluvia comenzó y cámaras en ristre se dispusieron a hacer fotos al tremendo chaparrón. Los resultados nos sorprendieron gratamente. Los conceptos de velocidad parece que se están fijando, ahora los problemas que surgen van más asociados al enfoque, diafragma y temperatura de color, normal porque aun no entramos de pleno en ello.
El pique entre el grupo de chicos y el de chicas, va en aumento. En la clase anterior ellas nos prometieron que los homework lo harían mucho mejor que ellos, pero muy a su pesar, no pudimos comprobarlo porque perdieron las fotos. Así que, más picadas que nunca, nos insistieron en que lo conseguirían. Mañana veremos el resultado. Por norma general, los birmanos no compiten. Nos encanta ver esa actitud en nuestros alumnos porque creemos que una sana competición es una herramienta que les será muy útil, tanto en las clases de fotografía como en su vida fuera del centro.
Para rematar montamos un pequeño set de fotos con fondo negro, un vaso de agua y una fruta. La fuente de iluminación era un solo flash a contraluz. Tenían que conseguir la foto en el momento justo que la fruta salpicaba el agua. Se lo pasaron genial. En el momento del visionado de los ejercicios se nos colaron en clase cinco alumnos de otras cursos y por la ventana empezaron a asomar varias cabezas de alumnos de otros centros. Éxito total.